Me motivé a escribir sobre este tema porque quiero despertar en ustedes la curiosidad por este recurso, que me ha cautivado debido a sus efectos poderosos. Quiero compartir lo que he venido descubriendo, en el afán por entender cómo funcionan. Aclaro que no soy experta en la materia.
La aromaterapia es una disciplina milenaria que emplea los aceites esenciales de las plantas con diferentes propósitos, principalmente terapéuticos. Aunque ha ido evolucionando a lo largo de la historia, sus principios básicos permanecen iguales. Desde la antigüedad, en Egipto, China, Grecia, Roma, Israel, Arabia, etc, se han utilizado en ceremonias religiosas y también con fines cosméticos y medicinales.
¿Qué son los aceites esenciales?
Según los Japoneses, son el alma de las plantas. Los aceites esenciales son compuestos químicos, aromáticos y volátiles que se encuentran en diferentes partes de la planta: flor, hoja, raíz, semillas, corteza, tallos, resinas, frutas,… Su función es proteger a la planta de las inclemencias del ambiente, tales como los rayos ultravioleta, temperaturas extremas y depredadores naturales (microbios, insectos, herbívoros). Juegan un papel importante en la polinización y asisten durante los períodos en los cuales los suelos están escasos en nutrientes. (Andradea et al., 2011; Sell, 2006; Pengelly, 2004). Los investigadores estiman que sólo un 10% de las plantas producen aceites esenciales. (Djilani et al., 2012)
Principalmente se extraen por el método de destilación al vapor, el cual, fue descubierto por el árabe Avicenna, alrededor del año 1000 antes de Cristo. (Tisserand 30); o en algunos casos, también pueden obtenerse mediante el método de prensado al frío.
Su nivel de pureza y calidad terapéutica depende de múltiples factores, tales como de qué parte de la planta son extraídos, las condiciones del suelo, el uso de fertilizantes, la región geográfica, el clima, la altitud, la temporada de la cosecha, y el método y proceso de extracción.
Haciendo un paralelismo, los mismos efectos protectores que tienen para las plantas aplican también para los humanos. ¿Cómo es esto posible? Existe una compatibilidad entre los químicos de las plantas y nuestro cuerpo. Por esta razón ejercen en nosotros acciones terapéuticas.
Los aceites esenciales pueden ser potentes antioxidantes, antibacteriales, antifúngicos, antiparasitantes, antitumorales y antivirales. De hecho, cada aceite esencial tiene la capacidad de asistir (sanar) diferentes dolencias y cumplir múltiples funciones. Lo más curioso es que los beneficios de su uso no se limitan solamente a promover nuestra salud física, sino que también cumplen un rol poderoso en nuestra salud emocional y espiritual.
En el aspecto físico es evidente que mejoran el metabolismo, fortalecen el sistema inmunológico, combaten infecciones, purifican nuestros sistemas, aumentan nuestra vibración energética, etc… En el aspecto emocional, nos ayudan a drenar emociones contenidas, liberar creencias limitantes e influir en nuestros estados de ánimo. Por si fuera poco, aumentan nuestra consciencia (conexión) espiritual y nos inspiran a cumplir nuestro propósito de vida.
Podemos mencionar un ejemplo clásico, el aceite esencial de incienso (Frankincense), extraido de las especies Boswellia frereana, Boswellia carterii, Boswellia sacra, o Boswellia papyrifera. La resina de incienso ha sido valorada desde tiempos remotos por diversas civilizaciones como la Egipcia, Persa, Macedonia, y la Asiria. En el relato bíblico del nacimiento de Jesús, cuentan que uno de los tres reyes magos le llevó de obsequio incienso como símbolo de deidad. Otro dato curioso es que la ruta del incienso, la cual data de 5000 años, ha sido la más antigua cadena de suministro global. En el Medio Oriente lo consideran el aceite sagrado y a nivel mundial le confieren el título de “El rey de los aceites”. Este maravilloso aceite tiene propiedades anticancerígenas, antidepresivas, anti infecciosas, antiinflamatorias, antisépticas, antitumorales. Es expectorante, estimula el sistema inmune, y seda. Ayuda a enfocar la energía, minimiza la distracción, aumenta la concentración, disminuye la hiperactividad, la impaciencia, y la irritabilidad, y apoya el despertar espiritual y la meditación. (Modern Essentials, 2016 – 8th Edition). Es un potente clarificador energético que protege al alma de influencias negativas, asistiendo a la mente en su evolución espiritual. A través de la luz y poder del incienso, el individuo puede acercarse a la divinidad y la grandeza del SER verdadero. (Emotions & Essential Oils, 2017 – 6th Edition)
¿Cómo actúan?
Por su minúsculo tamaño molecular y por ser liposolubles, son capaces de atravesar la membrana celular y absorberse fácilmente a través de la piel y las mucosas. De hecho, tienen el potencial de afectar cada célula de nuestro cuerpo en 20 minutos y ser metabolizados al igual que otros nutrientes (Jager et al., 1992; Jager et al., 1996).
¿Cómo pueden los aceites esenciales afectar el sistema nervioso central?
La barrera hematoencefálica es un mecanismo de filtro entre la sangre y el sistema nervioso central, que impide que sustancias nocivas penetren al encéfalo. Los aceites esenciales tienen la capacidad de atravesarla e interactuar con las células cerebrales (Wang et al., 2012; Okugawa et al., 2000), de esta manera posibilitan tratamientos muy efectivos a diversos trastornos.
Por otro lado, el sentido del olfato es uno de los más primitivos y anatómicamente conectado al sistema límbico del cerebro, el cual está conformado por un grupo de estructuras relacionadas, encargadas de procesar las emociones y las memorias asociadas a las experiencias vividas. Específicamente, en la amígdala cerebral es en donde se almacenan y liberan los traumas emocionales. Por esta razón, las esencias son capaces de afectar directamente nuestros estados de ánimo.
Cada emoción que experimentamos: alegría, rabia, tristeza…son la reacción a un estímulo que percibimos, bien sea interno o externo. Es decir, cuando pensamos, recordamos, o detectamos cambios en nuestro entorno, el cuerpo libera químicos que actúan en nuestro sistema nervioso, provocando emociones y comportamientos específicos. Por ejemplo, si percibimos una amenaza, sentimos miedo; acto seguido nuestro cerebro ordena liberar Cortisol. Esta hormona es la encargada de desencadenar las conductas fisiológicas de defensa (aumenta la frecuencia cardíaca y respiratoria, se dilatan las pupilas, se interrumpe la digestión, etc…).
Los aromas de los aceites esenciales, son estímulos muy efectivos contrarrestando emociones negativas e induciendo estados de ánimo positivos como la felicidad, la serenidad y la alegría. En realidad, sus efectos son inmediatos, profundos e instintivos.
Debemos considerar que son muy concentrados y potentes. Su uso es delicado, por lo tanto, es importante la orientación de un profesional de la aromaterapia.
La manera más segura de utilizarlos es de forma aromática (con difusor). Algunos aceites pueden también aplicarse tópicos (a la piel), con la dilución adecuada, o ingerirse. Debemos tener especial cuidado con los aceites cítricos como la naranja, limón, etc. porque son fotosensibles, y pueden generar reacciones en nuestra piel. Por lo tanto, al utilizarlos debemos tener cuidado de no exponernos al sol.
La mayoría de las veces se recomienda diluirlos. De hecho, existen tablas de dilución dependiendo de varios factores, tales como la edad de la persona. Generalmente se recomienda hacerlo al 1%, lo que equivale a 5 o 6 gotas en una onza de algún aceite portador puro (Aceite de coco fraccionado, almendra, ajonjolí, oliva, etc).
Si por alguna razón nos irritan porque utilizamos la dilución incorrecta o los aplicamos en áreas no aconsejables, no debemos usar agua para retirarlos, más bien algún aceite vegetal para al ser diluidos, aminorar sus efectos. Yo sugeriría probar antes de utilizarlos en áreas extensas o más sensibles de nuestro cuerpo, aplicando una muy pequeña cantidad en la parte anterior (interior) del antebrazo, para evaluar nuestra reacción.
Espero que esta información haya sido de tu interés, que te motive a profundizar en el tema y así aproveches los beneficios maravillosos de los aceites. Recuerda solo utilizar aquellos de alta pureza y grado terapéutico. Nunca ingieras aceites que no hayan sido reconocidos como puros y seguros previamente. Solo los aceites de alta calidad deben ser utilizados para la sanación física, emocional y espiritual. A mi me encanta la marca doTERRA porque tienen controles muy rigurosos y además porque admiro mucho la labor social que desempeñan en los lugares en donde cultivan.
Por: Renata Boscán de Ravelo
Doula, Consultora de Lactancia Materna IBCLC, Psicoterapeuta, especialista en masaje terapéutico
Referencias:
- Modern Essentials, A contemporary Guide to the Therapeutic Use of Essential Oils. 8th Edition – 2017; Aroma Tools.
- www.aromatools.com
- Andradea, E.H.A., Alves, C.N., Guimaraes, E. F., Carreira L. M. M.,& Maia, J. G. S. (2011 Sep). Variability in essential oil composition of Piper dilatatum L.C. Rich. Biochemical Systematics and Ecology, 39, 669-675.
- Sell, C. (Ed.). (2006). The Chemistry of Fragrances from Perfumer to Consumer (2nded.) Dorchester, UK: The Royal Society of Chemistry.
- Pengelly, A. (2004). The Constituents of Medicinal Plants (2nd ed.). Singapore: Allen and Unwin.
- Djilani, A., & Dicko, A. (2012 Feb). The therapeutic Benefits of Essential Oils. In J. Bouayed (Ed.), Nutrition, Well-Being and Health (pp. 155-178): In Tech.
- Tisserand, R. & Young, R. (2014). Essential oil safety a guide for health care professionals (2nd ed.) China: Churchill Livingstone Elsevier.
- Jager, W., Buchbauer, G., Jirovetz, L., & Fritzer, M (1992). Percutaneous absorption of lavender oil from a massage oil. J Soc Cosmet Chem, 43(1), 49-54.
- Jager, W., Nasel, B., Nasel, C., Binder, R., Stimpfl, T., Vycudilik, W., & Buchbauer, G. (1966 Aug). Pharmacokinetic stidies of the fragrance compound 1,8-cineol in humans during inhalation. Chem Senses, 21(4), 477-480.
- Wang, L., Li, W. G., Huang, C., Zhu, M. X., Xu, T. L., Wu, D.Z., & Li, Y. (2012 Nov). Subunit-specific inhibition of glycine receptors by curcumol. J Pharmacol Exp Ther, 343(2), 371-379.